Poesía

Giovanna Pollarolo

EL PRINCIPIO

Esa navidad le regalé una almohada.
Una almohada no es más que eso: un regalo.
Pudo haber sido un libro
una corbata, un perfume, un reloj.
Pero le regalé una almohada.
Esa navidad él me contó
que yo ya no estaba en sus sueños:
había visto muchas puertas y oscuros callejones.
También me advirtió de la inmensa pena
que le daba tener que decirme
sus infinitos deseos
de acariciar otro cuerpo,
mirar otros ojos,
la ilusión de esperar a alguien
y la ansiedad de no saber
las ganas
de besar, abrazar, tocar, cantar, lamer, sonreír, reír, silbar, bailar.
Y yo le regalé una almohada.

YO FUI TU INASIBLE

Amada inasible, me llamaste una vez
inasible amada
fui
fui
era
hasta que me hice asible
dejé que me tomaras
casi, casi
desaparecí entre tus manos
me dejé devorar. Tus dientes amados
tus manos fuertes, el sabor de tu saliva
me salvé dentro de tu piel
me hice grano, pus
piojo en tu pelo
parásito en tu estómago
dentro de ti no corría peligro
pegada,
bien asida la inasible.
Me prendí a ti con garras que saqué
sólo Dios sabe de dónde
y conseguí ahogarte. Fuiste
mi cadáver exquisito.
No podías respirar
y era yo, alojada en tus pulmones
en la garganta, en la tráquea
no podías comer
y era yo en tu estómago
en el hígado.
No podías dormir, no podías amar:
era yo en todas partes.