Poesía

Wystan Hugh Auden

DECIDME CÓMO ES EL AMOR

Unos dicen que el amor es un niño
y otros dicen que es un pájaro,
unos dicen que es lo que mueve el mundo,
y otros dicen que eso es absurdo,
y cuando le pregunté al vecino de al lado,
que parecía como si lo supiese,
su mujer se enfadó mucho
y me dijo que no iba a sacar nada.
¿Se parece acaso a una pijama,
o al jamón de las clínicas de reposo?
¿Su olor recuerda a las llamas
o es un olor reconfortante?
¿Tiene espinas como un seto,
o es blando como pelusa de edredón?
¿Es afilado o tiene el borde suave?
Venga, decidme cómo es el amor.
Nuestros libros de historia se refieren a él
con notas minúsculas y crípticas ,
es un tema bastante habitual en
los barcos trasatlánticos;
he encontrado menciones al asunto
en relatos de suicidios,
e incluso lo he visto escrito
en contracubiertas de guías ferroviarias.
¿Aúlla como un pastor alemán hambriento
o retruena como una banda de ejército?
¿Alguien puede hacerme una buena imitación
con una sierra o con un Steinway Grand?
¿Cuándo canta en las fiestas la arma?
¿Sólo se dedica a los clásicos?
¿Se calla cuando uno quiere silencio?
Venga, decidme cómo es el amor.
Miré en el cenador
allí tampoco estaba.
Probé en el Támesis, cerca de Maidenhead,
Y en el aire tonificante de Brighton.
No sé lo que canta el mirlo
ni lo que decía el tulipán,
pero no estaba en el gallinero
ni debajo de la cama.
¿Puede hacer muecas extrañas?
¿Se marea con los balanceos?
¿Se pasa el día en las carreras
o haciendo chanchullos con alambres?
¿Tiene su propias ideas sobre el dinero?
¿Es lo bastante patriótico?
¿Sus chistes son vulgares pero divertidos?
Venga, decidme cómo es el amor.
Cuando venga, ¿será sin avisar?
mientras me esté hurgando la nariz?
¿Llamará a mi puerta por la mañana
o me pisará un dedo en el autobús?
¿Será como cuando cambia el tiempo?
¿Saludará con cortesía o sin educación?
¿Cambiará mi vida a fin de cuentas?
Venga, decidme cómo es el amor.

Poesía

Hans Magnus Enzensberger

DECLARACIÓN DE PÉRDIDAS

Perder el pelo, perder la calma,
¿me explico?, perder el tiempo,
librar una batalla perdida,
perder peso y esplendor, perdón, no importa,
perder puntos, déjame terminar de una vez,
perder la sangre, perder al padre y a la madre,
perder el corazón, hace tiempo perdido
en Heidelberg, y ahora otra vez,
sin parpadear, el encanto de la
novedad, olvídalo, perder los
derechos civiles, me doy cuenta,
perder la cabeza, por favor,
si no puede evitarse,
perder el Paraíso Perdido, y qué más,
el empleo, al Hijo Pródigo,
perder la cara, que le vaya bien,
dos Guerras Mundiales, una muela,
tres kilos de sobrepeso,
perder, perder, y volver a perder, hasta
las ilusiones perdidas hace tanto tiempo,
y qué, no desperdiciemos una palabra más
en la tarea perdida del amor, digo que no,
perder de vista la vista perdida,
la virginidad, qué lástima, las llaves,
qué lástima, perderse en la multitud,
perderse en las ideas, déjame terminar,
perder la mente, el último céntimo,
no importa, termino en un momento,
las causas perdidas, toda sensación de bochorno,
todo, golpe a golpe,
¡ay!, hasta el hilo del relato,
el carnet de conducir, las ganas.

Poesía

Jorge Eliécer Ordóñez.

DE LEOPOLD BLOOM A ULISES LAERTÍADA

Estos tiempos, navegante, no están hechos
para la gloria,
los dioses no toman partido por los hombres
y las pocas doncellas que florecen
están más preocupadas en sus asuntos triviales
que en favorecer a los héroes novelescos
las calles de Dublín exhalan un rancio vapor
de religiones,
aquí se van a las manos, a los cuchillos,
católicos y protestantes
mueren piadosamente en nombre del mismo Dios
que tanto aman y defienden.
Entre tanto yo, leo los inútiles chismes de provincia
sentado en el sanitario glacial de porcelana,
pienso qué cara poner en el entierro,
qué vestido lucir y qué palabras expresar
a los deudos.
Doy vuelta al riñoncito que cargo en mi bolsillo
acaso como un tic, acaso como una leve
y silenciosa rebeldía por los cuernos
que me aplica Mollie Bloom, con religiosa constancia,
casi con cariño.

Mi vida es simple como un gancho de ropa,
mi única batalla es soportarme todo el día,
mirar en el espejo este rostro sin mayor atributo,
afeitarme, ponerme el traje, como quien viste
el esqueleto de un espantapájaros

mi trabajo es pensar cómo poner la mente en cero,
no tengo, como tú, una isla lejana, ni un perro fiel,
ni una princesa ambigua tejiendo y destejiendo
el tiempo sin oficio.

Por eso, aunque no lo creas,
mi lucha cotidiana es tan heroica como la tuya:
mi destino consiste en no tener destino,
sólo en pasar por el ojo del día
como un camello ciego hacia la nada

Poesía

Giovanna Pollarolo

EL PRINCIPIO

Esa navidad le regalé una almohada.
Una almohada no es más que eso: un regalo.
Pudo haber sido un libro
una corbata, un perfume, un reloj.
Pero le regalé una almohada.
Esa navidad él me contó
que yo ya no estaba en sus sueños:
había visto muchas puertas y oscuros callejones.
También me advirtió de la inmensa pena
que le daba tener que decirme
sus infinitos deseos
de acariciar otro cuerpo,
mirar otros ojos,
la ilusión de esperar a alguien
y la ansiedad de no saber
las ganas
de besar, abrazar, tocar, cantar, lamer, sonreír, reír, silbar, bailar.
Y yo le regalé una almohada.

YO FUI TU INASIBLE

Amada inasible, me llamaste una vez
inasible amada
fui
fui
era
hasta que me hice asible
dejé que me tomaras
casi, casi
desaparecí entre tus manos
me dejé devorar. Tus dientes amados
tus manos fuertes, el sabor de tu saliva
me salvé dentro de tu piel
me hice grano, pus
piojo en tu pelo
parásito en tu estómago
dentro de ti no corría peligro
pegada,
bien asida la inasible.
Me prendí a ti con garras que saqué
sólo Dios sabe de dónde
y conseguí ahogarte. Fuiste
mi cadáver exquisito.
No podías respirar
y era yo, alojada en tus pulmones
en la garganta, en la tráquea
no podías comer
y era yo en tu estómago
en el hígado.
No podías dormir, no podías amar:
era yo en todas partes.

Poesía

Renato Alejandro Huerta

AMOR PLATÓNICO

Naces, como todo amor,
de la perpetua atracción hacia la belleza,
manifestándote en el crisol de la infancia
como ansia de apego a los mil cuerpos hermosos
a tu mirada visceral.

Evolucionas en el navío luminoso de la educación
encauzándote al puerto de las acciones bellas
y desembocando en el océano eterno de lo Bello en sí.

Pero sólo eres un amor abstracto,
capaz de unir mentes,
mas no la totalidad del ser.

Ni aun Sócrates pudo florecer
a través de tu desértico camino de ideas.

Y aunque en tu revelación más alta
te unes al sereno destello de la razón
naufragas en concedernos la virtud unitiva
que nos fusiona plenarios
con la Belleza infinita
del amado Divino.